Modernizar la estructura laboral
- mayo 14, 2019
El exceso de horas de trabajo está en cuestión: nos hallamos en plena tendencia de optimización del tiempo para concordar productividad, conciliación y competitividad. Para conseguirlo, hay que invertir en ser productivo, es decir, en descubrir y aplicar métodos y herramientas para adquirir una excelente gestión del tiempo.
La empresa ágil y globalizada debe basarse en el trabajo entendido como actividad y no como determinadas horas ocupadas en la sede. Cuando éstas pierden su sentido, el trabajador está libre para trabajar en cualquier lugar y horario, centrándose en su productividad.
“En Alemania, un trabajador que sale más tarde de lo que marca su horario laboral es visto como un incompetente”, afirma Luis Colmenero, coach, en El País. Y añade: “hacer lo que toca en el tiempo que toca es un indicador de que se tienen amplias competencias profesionales”. Son las propias empresas y los directivos los que fomentan la cultura del presentismo con acciones como una carga excesiva de trabajo o una mala distribución de las tareas, o con su mal ejemplo.
Diversas empresas están empezando a experimentar con trabajar menos horas para aumentar la productividad de los trabajadores. Además de mejorar la eficiencia de uno de los factores roba-tiempo más graves que hay en la empresa: las reuniones, se están probando interesantes medidas.
La Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, por su parte, fomenta desde 2003 la mejora de la calidad de vida, la conciliación de la vida personal y profesional, la igualdad y productividad y eficiencia de las empresas y del trabajo en general. Lleva a cabo iniciativas como los Premios para Racionalizar los Horarios Españoles y el Sello de horarios racionales. Las claves de su manifiesto son el respeto por el tiempo propio y ajeno, la educación en valores y una relación laboral basada en la confianza y el compromiso.
Exprimir el tiempo para disponer de él abundantemente
Existen muchos métodos para aprender a gestionar el propio tiempo de forma que sea efectivo, pero las claves están en:
- Confeccionar listas de tareas con tiempo asignado, e incluso un horario. Tener claro a qué se va a dedicar cada semana y qué se desea conseguir.
- Destinar un tiempo diario a gestiones, a lo urgente y a “apagar fuegos”. Otro para realizar los trabajos en profundidad.
- No permitirse perder el tiempo, a no ser que se haya asignado un tiempo para ello. Hay que centrarse en el trabajo que aporta valor. Pocas cosas, pero bien hechas.
- Observar las horas personales de mayor productividad y distribuir las tareas en función de ello.
- Crear un ritmo fluido de comunicación con la empresa o el equipo.
Como afirma Cal Newport, autor del libro ‘So good they can’t ignore you’, en eleconomista.es, «el trabajo superficial evita que te despidan, pero el trabajo profundo es lo que te consigue un ascenso».
La empresa, para ello, debe cambiar su mentalidad y modernizar su estructura laboral. Necesita trabajadores motivados y comprometidos para competir en un entorno de tan rápidos y profundos cambios. Ha de confiar en ellos y evaluarlos por el cumplimiento de sus objetivos. Darles flexibilidad para trabajar, acompañada de una buena dirección de proyectos, y fomentar su creatividad, como si fuesen un cliente interno al que hay que seducir y apoyar.
Mejorar la productividad mediante la flexibilidad y racionalización de horarios es una responsabilidad compartida de la empresa y sus trabajadores. Ambos deben abandonar hábitos del pasado y embarcarse en la aventura de aprender a gestionar el tiempo con sentido. Éste debe servir tanto para trabajar como para curiosear, conectarse y descansar. Y ganar, además, con ello tiempo personal.
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