Cómo fomentar la colaboración de equipos
- enero 21, 2020
Una de las aportaciones más novedosas del siglo XXI en la empresa es la cocreación o innovación colaborativa. ¿Conoces este nuevo término? Nos referimos al desarrollo de nuevos productos con la participación de los empleados, el usuario final y otros implicados. Se trata de un nuevo formato que acelera el proceso y lo hace más certero, creando poderosas experiencias de marca entre los consumidores. ¿Quieres saber más?
Hasta hace poco tiempo, Marketing ponía en marcha una idea que comunicaba a otros departamentos en su etapa final y que testaba en un focus groups. Pero en un momento determinado llegaron empresas como Starbucks y crearon una plataforma para pedir a sus fans que propusieran nuevos sabores y formatos en sus bebidas, ambientaciones de los locales y nuevas ideas.
Con la cocreación, las empresas implican a proveedores, colaboradores y clientes en los procesos de innovación con un doble objetivo: mejorar el éxito del proceso y premiarlos con su participación en los procesos de la empresa. Crean, con ello, experiencias de marca, una de las grandes claves para ser recordados.
Pero ¿cómo se traslada todo esto a la gestión de personas? El proceso de cocreación, al contrario de lo que pueda parecer, minimiza los riesgos de un proceso de innovación, pero al mismo tiempo requiere un cambio cultural corporativo, una reorganización del flujo de trabajo y un eficaz sistema de comunicación entre todas las partes implicadas. En resumen: debe ser una experiencia enriquecedora para todos los implicados.
Los procesos de cocreación no solo deben aplicarse al desarrollo de nuevos productos, sino que también puede aplicarse a la creación de una estrategia de responsabilidad social o nuevas formaciones para el equipo… Y es que, además de mejorar la evolución, es un gran incentivo para potenciar la marca como moderna, activa y social. Es para pensárselo, ¿verdad?
Del Yo al Nosotros
Potenciar el pensamiento creativo y la colaboración de todo el equipo favorece la creación de nuevas soluciones más alineadas con las necesidades de los empleados y clientes. Todos los implicados aportan sus puntos de vista sobre el proceso y la satisfacción de necesidades.
Para ello, se empieza por lo básico: confiar en las personas, promover que conecten entre ellas de forma informal, que tengan iniciativa, que se sientan libres de aportar ideas y de disfrutar con ello, que puedan mediar en los conflictos…
Y se continúa abriendo las mentes. Son las personas flexibles las que se sienten cómodas con los cambios, o incluso los buscan cuando sienten que un proceso se ha paralizado. Con el tiempo todo puede hacerse mejor, ya que debe adaptarse a los cambios externos. ¿Y cómo se consigue esta apertura mental?
- Cuestionándose las propias opiniones y creencias. ¿Serías capaz de cambiar algo que se lleva haciendo de la misma manera desde hace varios años?
- Escuchando puntos de vista diversos, otras formas de ver las cosas sin prejuicios. ¿Estas dispuesto a escuchar todo tipo de opiniones?
- Interesándonos por múltiples temas.
- Huyendo de las rutinas y saliendo de la zona de confort.
Es por tanto primordial para la empresa crear canales y un entorno que favorezca la aportación personal de los trabajadores sobre los procesos internos de la compañía como ideas de valor. ¿Qué crees que pasaría si los retaras a formular nuevas propuestas?
Sin necesidad de llegar tan lejos, este siglo está demostrando que la inteligencia colectiva es infinitamente más potente y eficaz que el mejor de los talentos. Y que la empresa tiene en sí misma todo lo que necesita para innovar: personas eficaces que conocen bien el sector, el producto y el consumidor, y que pueden generar soluciones certeras. Basta con confiar en ellas y facilitar los mecanismos para que sea posible.
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